Fragmentados
[Lo que somos] El último censo (2010) atribuye a la provincia de San Juan una población total de 681 mil habitantes, mientras que las proyecciones del INDEC para 2019 dan cuenta de una población estimada de 772.876. ¿Cómo se distribuye esa población? ¿Qué rasgos permite definir la información estadística acerca del modo de vida en San Juan? A pocos días de realizarse las XV Jornadas Argentinas de Estudios de Población y el II Congreso Internacional de Población del Cono Sur, algunos datos que permiten caracterizar la fuerte fragmentación en la población de San Juan.
Por Susana Roldán
Cuando se habla de población, los números no alcanzan, pero sin duda a partir de ellos es posible realizar, en muchos sentidos, una “foto” de la realidad. Dentro de un año habrá un nuevo censo en la Argentina y más allá de los números, seguramente habrá mucho para analizar y debatir. Sobre todo, teniendo en cuenta que las estadísticas se convierten en una eficaz herramienta de la política para la toma de decisiones.
A partir de los datos proporcionados por el último censo (2010) que realizó el INDEC, el punto de partida sitúa a la provincia de San Juan con una población de 681.000 habitantes. Ya se anunció que en octubre de 2020 se realizará un nuevo censo y por ahora, las proyecciones del propio INDEC para San Juan arrojan una estimación de más de 772.000 habitantes en la actualidad. Pero este dato, que así sin más aporta información valiosa, encierra mucho más de lo que la cifra indica.
Densidad de la población en San Juan: 7,6 habitantes por km2
En principio, hay que decir que, si bien la población creció en San Juan, no lo hizo en forma regular ni al ritmo que crece en promedio en el país: 9,8% de crecimiento en la provincia contra un 10.6% de crecimiento en el total del país. “La dinámica de la población sanjuanina se caracterizó y caracteriza por su evolución lenta e irregular a través del tiempo, diferente a la tendencia del país. Esto se advierte al evaluar las tasas de crecimiento medio intercensal —país /provincia— y la disminución del peso gravitacional de San Juan en el orden nacional, que no supera el 2% en el período 1991-01-10. Así también cabe rescatar que estuvo y está signada por emigración, ya sea que se analice el total provincial como al interior de sus fronteras, la región metropolitana y no metropolitana; hecho que no fue neutralizado por el escaso aporte de la inmigración interna e internacional. Indudablemente, esa dinámica demográfica configura perfiles particulares que se visibilizan en los cambios en la estructura por sexo y edad de la población sanjuanina, localizada en las regiones metropolitana y no metropolitana al igual que las pirámides de población dan cuenta de las variaciones de la estructura demográfica en los momentos seleccionados para el estudio”, indica Sara Valenzuela, especialista en estudios de población de la Facultad de Ciencias Sociales, en su investigación denominada “Caracterización de la situación sociodemográfica de San Juan y sus departamentos”, que fue realizada para el Programa Multisectorial de Preinversión III en el marco del Plan Estratégico de Desarrollo Sustentable de las micro regiones departamentales de San Juan”.
Este crecimiento, por cierto retrasado con respecto al país, tampoco fue parejo. Alcanza con mirar las tasas de crecimiento vegetativo (nacimientos) por departamento y los datos acerca de ganancia y pérdida de población para advertir que unas jurisdicciones crecieron más que otras. Los departamentos que más crecieron, en el período 2001-2010, fueron Iglesia, Pocito, 9 de Julio, Zonda y Chimbas, mientras que los que menos lo hicieron son Capital, Jáchal, Calingasta y Valle Fértil. Según los datos oficiales, el departamento más poblado –al año 2010, fecha del último censo- es Rawson, con 114.368 habitantes; le siguen Capital, con 109. 123 y en tercer lugar Chimbas, con 87.258. En el otro extremo, se ubican Ullum y Zonda, con menos de 5.000 habitantes.
Cada vez menos jóvenes y más ancianos
La pirámide poblacional, a nivel mundial, ya no es lo que era y ni la Argentina ni San Juan escapan a esa tendencia. Para comprender este proceso, hay que señalar que hacia 1950, el mundo exhibía lo que se denomina una “pirámide poblacional progresiva”, con una base ancha producto de una natalidad alta y una reducción en los escalones superiores, producto de la mortalidad progresiva. Es lo que se puede describir como una población joven. Ya para 2015, el dibujo fue otro: una base mucho más angosta, por una menor tasa de natalidad, lo que redunda en un mayor equilibrio entre los escalones, que denota un aumento en la esperanza de vida. Se trata de una pirámide estacionaria y una población madura. Las previsiones para 2100, en lo que a población mundial se refiere, indican que estaremos ante una pirámide regresiva y una población envejecida, con un menor índice de natalidad y un acento en el aumento de la esperanza de vida.
¿Qué sucede en la provincia? “Teniendo en cuenta las participaciones de los grupos extremos –explica el trabajo realizado por Sara Valenzuela- el porcentaje de los menores de 15 años ha disminuido paulatinamente desde 1869, de un 45,9% a 33,7% en 1991 y, a un 29% al inicio de la década del 2000. Al mismo tiempo, se han producido incrementos en la incidencia de la población de 65 y más años, de un 1,5% (1869) a casi un 7% en 1991 y 8% en el 2001. O sea que en los noventa, el peso relativo de la población anciana se aproximaba al umbral determinado por Naciones Unidas, que tipifica a las poblaciones con moderado proceso de envejecimiento; esta situación continúa consolidándose en la década presente”.
382.990 varones + 389.866 mujeres = 772.876 es la población estimada en la actualidad
“Mientras que los jóvenes disminuían su gravitación en casi un 32% -continúa diciendo el estudio- los ancianos aumentaron un 14%. Paralelamente, los adultos (15-64 años) mantienen e incrementan su participación relativa, debido a la pérdida de efectivos por emigración y envejecimiento de las personas en edad de trabajar. A pesar de estos diferenciales de crecimiento entre ambos grupos extremos, tanto en la década de los noventa, como entre 2001-2010 y en el período presente, en San Juan es evidente el proceso de envejecimiento tanto por la base —disminución del peso relativo de la base—, como por la cúspide (aumento de los porcentuales de la población anciana y la de adultos mayores), aun cuando en este último segmento no es tan notorio el porcentual”.
San Juan representa el 1,7% de la población total de Argentina
Pero hay otro rasgo que denota fragmentación y asimetría, ya que si bien el envejecimiento de la población es la constante, no ocurre del mismo modo en todos los departamentos. “En el Gran San Juan, Capital y Santa Lucía lideran el impacto del envejecimiento, a la vez que sus tasas de crecimiento presentan niveles inferiores en comparación a los otros departamentos. Rivadavia y Chimbas presentan en sus estructuras estrangulamientos notorios, para cada sexo, en las edades de 20 a 35 años. Los niveles de fecundidad son elevados en Chimbas y Rawson, no así en Rivadavia, Santa Lucía y Capital. En la Región No Metropolitana, Pocito, por el fuerte incremento de su población y la regularidad de su pirámide. No ocurre esto en los otros departamentos componentes del área en los que se perciben alteraciones en sus estructuras demográficas debidas a la disminución de población por efecto directo de la emigración (en los más cercanos al Gran San Juan, de la población masculina y en los más alejados de mujeres, siempre en las edades jóvenes) y los efectos de la mortalidad”, expresa el trabajo de investigación.
La fragmentación del espacio
La fuerte asimetría de la población en los distintos departamentos, trajo aparejado el fenómeno de la fragmentación de la ocupación territorial: ¿o acaso lo primero fue consecuencia de lo segundo?
“Todo tiene que ver con todo –dice Hugo Tejada, geógrafo, investigador y especialista en temas del territorio- El crecimiento de los departamentos es dispar, tanto en cantidad de población como en ocupación. Por ejemplo, Ullum y Zonda son dos departamentos que deben su crecimiento estadístico al aumento de loteos en tierras que antes se dedicaban a la agricultura, por ser las más aptas para ello. En el caso de Capital, que disminuyó su crecimiento, concurren dos fenómenos: por un lado, la política de erradicación de villas, que generó un aumento de barrios y viviendas de tipo social en otros departamentos y por otro lado, un sector importante de la población capitalina que, teniendo los recursos para hacerlo, eligió trasladarse a vivir en loteos y barrios privados de Ullum, Zonda y Albardón, por ejemplo”.
El investigador asegura que el aumento de la población en Rawson se debe también a la política de construcción de barrios por parte del estado. “Si miramos los números, mucha de esa población que antes estaba en la periferia de la Capital, en villas, ahora fue reubicada en barrios en Rawson”, dice. En cuanto a la minería, considera que no impactó en el establecimiento de población en forma permanente en los departamentos donde se desarrolla la actividad. “La mayor parte de la mano de obra minera proviene del Gran San Juan y en menor medida, de países y provincias limítrofes”, explica.
Como hecho destacado, Hugo Tejada señala el fenómeno de “superposición de territorios” que se dio y se da con la inmigración boliviana. “Esta migración se acentuó en la década del 90, cuando comenzaron a llegar trabajadores golondrina de Bolivia que por las condiciones económicas, aprovechaban para mandar dinero a sus familias. Muchos se establecieron aquí y se dedicaron a la agricultura o a los hornos de ladrillo. Como son una comunidad muy unida con fuertes rasgos de identidad, mantienen sus características, sus costumbres, sus creencias, sus comidas y hasta sus fiestas, que han permeado hacia la población que ya existía donde ellos se establecieron”.
Finalmente, el investigador señaló como herramienta importante para lograr que los departamentos que menos crecieron, dejen de perder población, a la propia educación. “Sería muy positivo que desde la universidad consiguiéramos generar las condiciones propicias para que jóvenes de departamentos alejados puedan acceder a la educación sin salir de su territorio, por ejemplo, estudiando a distancia. Esto facilitaría que una vez recibidos, se queden a trabajar en sus departamentos, fortaleciendo de ese modo un crecimiento más simétrico de la población”, dice.
Más mujeres: Aunque la ciencia todavía no consigue desentrañar con certeza cuál es la razón de que en el mundo haya cada vez más mujeres que varones, el dato se repite en todos los continentes. Cifras sobre natalidad aseguran que se producen más nacimientos de mujeres que de varones, mientras que la mortalidad masculina está por sobre la femenina. Al respecto, afirma que investigación sobre la provincia que “el claro predominio de la población de mujeres por sobre la de varones tipifica nítidamente a los departamentos de la Región Metropolitana (Capital, Chimbas, Rawson, Rivadavia y Santa Lucía) y en menor medida a los que integran la No Metropolitana (resto de los departamentos). En ambos casos, el origen de este rasgo debe encontrarse en la sobremortalidad masculina, a lo largo de todas las edades”.
Perteneciente a octubre/73: edición Nº41, año VII. Septiembre de 2019