Salven el trabajo

[Tesis sociológica] Flavia Prado, socióloga de la UNSJ y becaria de CONICET, analizó, dentro del fenómeno de empresas recuperadas por sus trabajadores/as, el caso del Hotel Pismanta. Futuro incierto desde la pandemia.

Por Fabián Rojas

Lo que sucede hoy con la Cooperativa Hotel Termas Cacique Pismanta y el hotel no es lo mismo que durante catorce años antes de marzo de 2020, cuando iniciaron las restricciones por el virus de Covid 19. Hay silencio desde Iglesia sobre cómo está hoy el hotel, pero lo cierto es que en él hoy no se alojan turistas. “Está funcionando y sigue a cargo de los cooperativistas. Una minera alquiló las habitaciones para fines sanitarios y le brindan algunos servicios, esa es la situación actual”, dice el secretario de Turismo de la Provincia, Roberto Juárez. Ante este panorama actual, Flavia Prado, socióloga de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNSJ, observa: “Creo que se trata de tener, aunque sea, una salida para los trabajadores, porque las empresas recuperadas dedicadas al turismo, los hoteles incluidos, son de los más afectados por la pandemia”.
Prado, también becaria doctoral del CONICET, es autora de la tesis “Trabajo autogestionado al pie de la montaña en San Juan. Conformación y puesta en funcionamiento de la Cooperativa Hotel Termas Cacique Pismanta”. Fue presentada poco más de un año antes de aquel 20 de marzo del advenimiento de la “anormalidad”. “Las empresas recuperadas por sus trabajadores/as reproducen en su interior aspectos de la Economía Social: se comprometen con el espíritu de cooperación y autogestión, a la vez que procuran una lógica que rechaza toda forma de explotación”, señala el trabajo.
Con la crisis de 2001 se iniciaron las primeras recuperaciones de fábricas y empresas en el país: “Al percibirse desempleados y frente a un escenario político, económico y social altamente desfavorable, la autogestión de sus empresas se presentaba como una alternativa viable”. Ese proceso comenzaron también trabajadores/as del Hotel de Pismanta (1950), construido por el Estado provincial y administrado luego por empresas y por el propio Estado. Fue en el marco de aquella crisis que formaron la cooperativa para mantener sus fuentes laborales. Tomaron el hotel y eso no sólo era resistir ante la posible pérdida de trabajo, era también visibilizar su capacidad de autogestión. En julio de 2006 el gobernador Gioja otorgó la concesión definitiva del hotel a la cooperativa y ello abría la posibilidad de que, por primera vez, los dueños eran habitantes iglesianos, quienes tejieron redes con productores locales, iglesias y establecimientos educativos.

Socióloga y becaria doctoral del CONICET Flavia Prado

“Es necesario cambiar la mentalidad. (…), entender que ya no sos solamente un empleado, sino que sos también dueño y desde ese lado, hay que tener un cambio de actitud, preservando la cultura y los valores”, confesó una trabajadora de la cooperativa a Flavia Prado. “En el hotel Pismanta confluyen amistades, antagonismos, conflictos, subgrupos, relaciones de parentesco”, dice la tesis, y marca que en el hotel los puestos de trabajo fueron para familiares o personas de confianza, lo que imposibilitaría quiebres internos. El trabajo cooperativo moviliza a las/los actores para que se desempeñen solidariamente y se perciban como familia que cree en el trabajo colectivo.
Este año “se debe llamar a concesión y se puede presentar cualquiera”, apunta Juárez, desde Turismo. Habrá que ver qué sucede, mientras el Covid sigue golpeando. “Ha generado condiciones y condicionamientos diferentes, en especial la dificultad para reunirse, manifestar reclamos y resistir en el espacio laboral. Es difícil aseverar si la crisis económica fortalecerá las economías alternativas”, reflexiona hoy Flavia Prado. //

 


Esta nota se publicó con la edición Nº45 de octubre/73, año VIII. Abril de 2021