“En los agricultores hay tradiciones ecológicamente interesantes que deberían revalorizarse”
José Sarandón es un referente en Agroecología, enfoque que considera los saberes de los agricultores. Aquí habla de un nuevo paradigma, luego de lo que él anuncia como agotamiento del paradigma de la Revolución Verde.
Por Fabián Rojas
El ingeniero agrónomo Santiago Sarandón, referente en Argentina en Agroecología, nuevo enfoque de las ciencias agropecuarias que reconoce los saberes que poseen los agricultores, sostiene que el paradigma de la “Revolución Verde”, generalizado en la década del setenta, hoy está agotado. “La Revolución Verde es un movimiento surgido en Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial para ‘solucionar’ el problema del hambre del mundo a través de la adopción de variedades ‘mejoradas’ de cultivos de alto potencial de rendimiento. Para lograrlo, el ambiente debía ser adecuado mediante el uso intensivo de plaguicidas, fertilizantes y energía mayormente fósil”, explica a octubre/73 el Profesor de Agroecología en la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la Universidad Nacional de la Plata. La Revolución Verde es un modelo productivista que buscó además mejorar los cultivos mediante la mecanización agrícola o el uso de variedades mejoradas. “Esos ‘avances’ tecnológicos no han sido una respuesta adecuada a las situaciones heterogéneas del sector rural, principalmente de Latinoamérica. Esas ‘recetas’ no resultan siempre apropiadas para las comunidades que ocupan tierras marginales y con escasos recursos. Muchos agricultores familiares de nuestros países no pudieron acceder a los beneficios de esta tecnología”, señala. Sin embargo, el propio Sarandón reconoce que ese paradigma “predomina hasta hoy en las Facultades de Ciencias Agrarias”.
-Según afirma usted, hoy el desafío es incorporar en las currículas universitarias ideas y formación en manejo sustentable en la agricultura. ¿Qué implicaría ello?
-Implica que es necesario un profesional con espíritu crítico y visión holística y sistémica, con alto contenido ético, que permita cambiar el objetivo productivista y cortoplacista por uno sustentable a largo plazo: ecológicamente adecuado, económicamente viable y socialmente más justo. Se requiere el cambio del pensamiento simplista, reduccionista y mecanicista por el pensamiento de la complejidad, que permita enfrentar el desafío ambiental. El cambio en el perfil profesional debe involucrar no sólo aspectos cognitivos, sino también aspectos éticos, conceptuales y actitudinales. Son cambios profundos en las instituciones de educación agropecuaria de nivel superior y medio.
-¿Cuál debería ser el trabajo a realizar desde el ámbito universitario con la mano de obra del campo, con trabajadores que tal vez no acceden a estudios superiores?
-La Agroecología es un nuevo paradigma de abordaje de las ciencias agropecuarias que, entre otras cosas, reconoce los saberes y conocimientos que tienen los agricultores. Este es un conocimiento localmente adaptado, situado e insustituible para un manejo basado en procesos ecológicos que, aunque de bases universales, ocurren siempre en un lugar determinado. Las universidades deben tener un mejor acercamiento con los agricultores, que son quienes practican la agronomía dentro de un marco sociocultural y en definidas condiciones ambientales y de calidad de recursos productivos.
-Usted dice que un nuevo paradigma requiere de un trabajo interdisciplinario…
-La complejidad de la comprensión del funcionamiento de los sistemas agropecuarios, que son sistemas ecológicos dentro de una matriz sociocultural, requiere un trabajo que excede a cualquier profesión por sí sola, incluso a la agronomía. Las instituciones tendrían que favorecer los trabajos interdisciplinarios, que deberían ser vistos más que como una imposición de la institución, como una necesidad para el abordaje exitoso de la complejidad.
-¿En este nuevo escenario una de las “batallas” es contra las prácticas de un mercado “todopoderoso”?
-La existencia de una economía de mercado donde el precio define el supuesto “valor” de las cosas, es un gran problema. Pero lo más importante a conseguir es el reconocimiento en los propios profesionales y académicos de la necesidad de este cambio, del agotamiento de un modelo conceptual y un acuerdo sobre las características que debe reunir el modelo alternativo. Cincuenta años de existencia y consolidación de un modelo de pensamiento hacen difícil el cambio. Para muchos actores es imposible concebir una agricultura no basada en el uso de grandes cantidades de insumos químicos, plaguicidas, fertilizantes y energía fósil. Sin embargo, este es sólo uno de los modelos posibles y hay otros.
-Es corriente que en agricultura entre en consideración el componente “tradición” en la producción del campo, ¿cómo interactuaría ello con el nuevo paradigma?
-Existe en muchos agricultores tradiciones, saberes, prácticas pre revolución verde, ecológicamente interesantes, que deberían ser revalorizados ya que constituyen un gran potencial para el manejo de sistemas sustentables. Con esta tradición, la Agroecología tiene una gran sintonía. Pero cincuenta años de otra tradición en el uso de químicos, búsqueda de la erradicación de las adversidades bióticas, y no su manejo, visión a corto plazo y excesivo énfasis en el rendimiento, es un problema y tal vez una limitante importante para un nuevo modelo de agricultura ecológicamente adecuado y socioculturalmente más justo. Este es un gran desafío y la Agroecología es conciente de ello.